Son 12 gubias pequeñas, muy manejables y muy prácticas para poder meterte por los recovecos de los árboles más pequeños. Cada una tiene un cabezal diferente y ofrece un tipo diferente de corte.
Detalle de la forma y el filo.
Vamos a trabajar. Tengo un tocón en un abedul que hay que rebajar.
Con la gubia adecuada empezamos la tarea.
Y nos queda un hueco interesante y algo más pulido que lo que había.
Herida mal cerrada en arce.
Manos a la obra y en un “pis pas” se rebaja toda la parte que sobra.
Rama lateral de arce muy poco refinada
Al poco tiempo, la dejamos mucho mejor. La verdad es que el filo que tienen está muy afilado y se trabaja muy fácil.
Aquí tenemos un tocón muy burdo en un roble, resultado de un corte a lo bruto con sierra el año pasado.
Un poco de esfuerzo después y vamos disimulando la zona para dar sensación de agujero natural, que en un roble es lo que mejor va.
Fácil y barato.